Danza de la alegría (detalle).
Paco Sánchez, 1996

‘Escenas costumbristas’

Escenas costumbristas, segunda mitad del siglo XVII 
Escuela holandesa, seguidor de Adriaen Brouwer

Óleo sobre plancha de cobre
 13 × 10 cm

Casa de Colón.
Cabildo de Gran Canaria.

Insólito testimonio de la pintura holandesa de género presente en las Islas, estas cuatro piezas, realizadas en óleo sobre plancha de cobre, representan de forma caricaturesca la vida popular holandesa durante la segunda mitad del siglo XVII.

La pintura de género, será tratada frecuentemente desde el siglo XVI, siendo su tema principal las escenas ambientadas con clases populares en actitudes de ocio. La ferviente riqueza de la burguesía holandesa traspasa los límites estamentales de la nobleza y el clero, para convertirse en los principales clientes de los talleres flamencos y mecenas de los mejores artistas de las ciudades de Flandes, reflejando así su poder a través de la adquisición de obras de arte. Su demanda pasará, desde obras de temática religiosa en las que también ellos aparecerían retratados, hasta convertirse en los protagonistas absolutos de las piezas, retratándose de forma individual o en familia. En estos momentos, el realismo de las escenas costumbristas es una temática que también interesa a esta adinerada clase social, los artistas explorarán nuevas temáticas y técnicas, también nuevos formatos más pequeños, con el objetivo de adornar las residencias de estos ricos mercaderes.

El pintor y dibujante flamenco Adriaen Brouwer (Audenarde, c. 1605-Amberes, 1638) sustituye el diálogo moralizante de las obras religiosas por sus retratos populares y satíricos, donde sintetiza las enseñanzas del autocontrol y la ética. Este interés en los efectos de la pasión, disolvió la tentación moralista en pos de una exploración fisionómica del ser humano. Documentado por primera vez en el año 1625, en Amsterdam, en el establecimiento del pintor Barent van Someren, hacia 1631 ingresa como maestro en el Gremio de San Lucas en la ciudad de Amberes. Allí, mantendrá una vida bohemia, plagada de deudas y visitas a prisión. Relacionado también con la comunidad de retóricos De Violeren, se le conoce un único alumno, Jan Dandoy, aunque habrían trabajado para él diversos pintores. Morirá en 1638, a la temprana edad de treinta y dos años.

Obra

Los cuatro cobres de pequeño formato, forman un sólo conjunto, no sólo por sus medidas sino por su ejecución, de características muy similares: los trazos y líneas de refinada técnica, la aplicación del óleo, su forma de aplicar el color en pastosas pinceladas y los mismos fondos. Las obras reproducen el esquema colorista de Brouwer entre pinceladas sueltas sobre fondos claros de tonos verdigrises, azules y ocres para los personajes, a quienes realza con la utilización del color rojo.

Sus obras, coleccionadas por grandes maestros como Rembrandt, muestran personajes de rasgos grotescos, habitantes humildes que beben en las tabernas y pierden el control, fumadores, jugadores de cartas o bribones pendencieros. Podemos observar a un joven embriagado que, sentado sobre un barril, toca el laúd alegremente; una mujer prepara su bebida mientras otra, sentada, espera ensimismada; por último, un hombre de ancha figura se apoya contra un tonel, con aires de ebriedad. Los personajes, objetos y fondos permanecen unificados mediante una fina degradación tonal, introduciendo estos episodios de ambiente campesino, normalmente al aire libre, en interiores de posadas, donde las figuras, de rostros expresionistas e individualizadas, se integran perfectamente mientras beben, juegan a las cartas o pelean.

Las características de este soporte exigen una conservación delicada, debido al alto grado de maleabilidad del cobre. La pintura sobre cobre se empezó a utilizar en Italia y Países Bajos a partir del siglo XVI, teniendo más auge en el XVII y XVIII. Se usaba principalmente como soporte de óleos, grabados, esmaltes, e incluso para realizar miniaturas.

En 1952, las piezas fueron asignadas por la Junta Delegada de Incautación, Protección y Salvamente del Tesoro Artístico, organismo creado en 1936 por el gobierno de la Segunda República como salvaguarda del patrimonio artístico, bibliográfico y documental de los riesgos inherentes a la guerra, para ser exhibidas junto a los depósitos del Prado y la colección del Cabildo de Gran Canaria, tras la creación del Museo Provincial de Bellas Artes, en la Casa de Colón.